Ángel de Dios



Ángel de Dios, bajo cuya custodia me puso el Señor con amorosa piedad, a mí que soy vuestro encomendado, alumbrarme hoy, aguardadme, regirme y gobernarme. Amén.

Al santo ángel de la guarda


Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible, se que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos.

En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía.

En presencia de los Ángeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Amén.

Oración a san Rafael



Arcángel San Rafael, que dijiste:
«Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios.
Practicad el bien y no tropezaréis en el mal.
Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro»,
te suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para seguir tus consejos.

Oración a San Gabriel



Dios Señor nuestro, imploramos tu clemencia para que habiendo conocido tu Encarnación por el anuncio del arcángel San Gabriel, con el auxilio suyo consigamos también sus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración a San Miguel arcángel para protección




Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales.
Humildemente te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad.

Amén.

Oración por las Víctimas del Aborto


Santa María, Madre de Dios y de la Iglesia, Nuestra Señora de Guadalupe, tu fuiste elegida por el Padre para el Hijo a travéz del Espíritu Santo.

Tu eres la Mujer vestida con el sol a punto de dar a luz a Cristo mientras Satanás, el Dragón Rojo, espera para devorar vorazmente a tu Hijo.

Lo mismo hizo Herodes buscando destruir a tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, masacrando muchos niños inocentes en su intento.
Lo mismo hace hoy el aborto, matando millones de niños inocentes y explotando a sus madres en su ataque contra la vida y contra la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.

Madre de los Inocentes, alabamos a Dios en tí por Sus regalos a tí de tu Inmaculada Concepción, libre de pecado, llena de gracia; tu maternidad de Dios y de la Iglesia, tu Perpetua Virginidad y tu Ascención al Cielo en cuerpo y espíritu.

O Auxilio de los Cristianos, te rogamos protejas todas las madres de los aún no nacidos y a los niños en su vientre. Suplicamos tu ayuda para que se termine este holocausto del aborto.

Santa Madre, rogamos a tu Inmaculado Corazón por todas las madres y todos los niños aún no nacidos para que ellos puedan tener vida aquí en la tierra y por la tan Preciosa Sangre derramada por tu Hijo que puedan tener vida eterna con El en los cielos. También oramos a tu Inmaculado Corazón por todos los que realizan los abortos y los que los apoyan, para que se conviertan y acepten a tu Hijo, Jesucristo, como su Señor y Salvador. Defiende a todos tus hijos en la batalla contra Satanás y todos los malos espíritus en estos tiempos de oscuridad.

Deseamos que los inocentes niños aún no nacidos y que mueren sin el Bautismo pudieran ser bautizados y salvados. Te pedimos que obtengas esta gracia para ellos y el arrepentimiento, reconciliación y el perdón de Dios para sus padres y sus asesinos.

Que sea revelado una vez mas en el mundo el poder del Amor. Que él ponga fin al mal. Que transforme conciencias. Que tu Inmaculado Corazón revele para todos la luz de la esperanza. Que Cristo Rey reine sobre todos nosotros, nuestras familias, ciudades, estados, países y la humanidad completa.

O clemente, O llena de amor, O dulce Virgen María, escucha nuestras plegarias y acepta este clamor desde nuestros corazones!

Nuestra Señora de Guadalupe, Protectora de los aún no nacidos, Ruega por nosotros!

Memorare




Acuérdate, oh misericordiosísima Virgen de Guadalupe, que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro ha sido abandonado por tí. Animado con esta confianza a tí acudo, Oh Virgen Madre! y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches Oh Madre de Dios! mis humildes súplicas, antes bien inclina a ellas tus oídos y dignate atenderlas favorablemente. Amén.

Cinco Ave Marías...in gratitude por las cuatro apariciones a Juan Diego y una a Juan Bernardino.

Oración
Madre
Rose Oh Virgen Inmaculada! Escucha la oración que te dirigimos y preséntala a tu Hijo Jesús.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestro pueblo. Queremos ser totalmente tuyos y fieles siempre a Jesucristo en su Iglesia.
Virgen de Guadalupe, bendice a nuestras familias. Compadécete de nosotros y guíanos siempre a Jesús. Y así, libres de todo mal, podremos llevar a los demás la alegría y la paz que sólo pueden venir de tu Hijo Jesucristo. Amén.

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria...en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

Oración
Madre
RoseOh Purísima Virgen de Guadalupe alcánzame de tu Divino Hijo el perdón de mis pecados, bendición para mi trabajo, remedio a mis enfermedades y necesidades y todo lo que tu creas conveniente pedir para mi y mi familia.

Oh Santa Madre de Dios! no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes líbranos de todos los peligros.

Oh Virgen llena de gloria y bendición! Por Cristo Nuestro Señor, Amén.

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria...en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

Oración
Madre
Rose Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades.
Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tu eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria...en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

Oración
Madre
RoseVirgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra! Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia.
Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: "Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado," cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.
Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras.
Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la mas tierna, la mas compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.
Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria...en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

Oración para las esposas y esposos





Señor, inspira estos hombres y mujeres
que llevan los títulos de "Esposo" y "Esposa".
Ayúdalos a mirarte a Tí,
a ellos mismos,
uno al otro,
para redescubrir la plenitud y el misterio
que una vez sintieron en su unión.
Ház que sean lo suficientemente honestos para preguntarse:
"Dónde hemos estado juntos
y hacia dónde estamos yendo?
Haz que sean lo suficientemente valientes para preguntarse:
"En qué hemos fallado?"
Haz que sean lo suficientemente fuertes para decir:
"Para mí, nosotros estamos primero."
Ayúdalos, juntos
a reexaminar su compromiso
bajo la luz de Tu amor,
de buena voluntad, abiertamente, con compasión.

Un Ave María...

O, Virgen de Guadalupe. Colocamos bajo tu poderoso patronazgo la pureza e integridad de la Santa Fé en México y en todo el Continente Americano, porque estamos seguros que mientras seas reconocida como Reina y Madre, América y México y nuestro matrimonio serán salvados...

Amen

Novena en Honor de Nuestra Señora de Guadalupe



Puesto de rodillas delante de María Santísima, hecha la Señal de la Cruz, se dice el siguiente:
Acto de Contricción

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonéis y me des gracia para nunca mas pecar. Así lo espero por intercesión de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.

Hágase la petición...

Récese cuatro Salves en memoria de las cuatro apariciones y luego se reza la oración de cada día.

Madre
Primer Día
Rosa Oh Santísima Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus sagradas cienes publica que eres Reina del Universo. Lo eres, Señora, pues como Hija, como Madre y como Esposa del altísimo tienes absoluto poder y justísimo derecho sobre todas las criaturas.
Siendo esto así, yo también soy tuyo; también pertenezco a tí por mil títulos; pero no me contento con ser tuyo por tan alta jurisdicción que tienes sobre todos; quiero ser tuyo por otro título mas, esto es, por elección de mi voluntad.
Ved que, aquí postrado delante del trono de tu Majestad, te elijo por mi Reina y mi Señora, y con este motivo quiero doblar el señorío y dominio que tienes sobre mí; quiero depender de tí y quiero que los designios que tiene de mí la Providencia divina, pasen por tus manos.
Dispón de mí como te agrade; los sucesos y lances de mi vida quiero que todos corran por tu cuenta. Confío de tu benignidad, que todos se enderezarán al bien de mi alma y honra y gloria de aquel Señor que tanto se complace en todo el mundo. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Segundo Día
Rosa Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce que eres Abogada nuestra en el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que jamás dejan de beneficiarnos las juntas ante el pecho en ademán de quien suplica y ruega, dándonos con esto a ver que desde el trono de gloria como Reina de Angeles y hombres haces también oficio de abogada, rogando y procurando a favor nuestro.
Con qué afectos de reconocimiento y gratitud podré pagar tanta fineza? Siendo que no hay en todo mi corazón suficiente caudal para pagarlo.
A tí recurro para que me enriquezcas con los dones preciosos de una caridad ardiente y fervorosa, de una humildad profunda y de una obediencia pronta al Señor.
Esfuerza tus súplicas, multiplica tus ruegos, y no ceses de pedir al Todopoderoso me haga suyo y me conceda ir a darte las gracias por el feliz éxito de tu intermediación en la gloria. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Tercer Día
RosaOh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué puedo creer al verte cercada de los rayos del sol, sino que estás intimamente unida al Sol de la Divinidad, que no hay en tu casa ninguna cosa que no sea luz, que no sea gracia y que no sea santidad!
Qué puedo creer sino que estás anegada en el piélago de las divinas perfecciones y atributos, y que Dios te tiene siempre en su corazón! Sea para bien, Señora, tan alta felicidad.
Yo, entre tanto, arrebatado del gozo que ello me causa, me presento delante del trono de tu soberanía, suplicándote te dignes enviar uno de tus ardientes rayos hacia mi corazón: ilumina con su luz mi entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz que acabe yo de persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo que no empleo en amarte a tí y en amar a mi Dios: haz que acabe de persuadirme de que me engaño miserablemente cuando amo alguna cosa que no sea mi Dios y cuando no te amo a Tí por Dios. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Cuarto Día
Rosa, Oh Santísima María de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene por honra tan grande suya estar a tus pies y que en prueba de su gozo abre los brazos y extiende las alas para formar con ellas repisa a tu Majestad, qué deberé yo hacer para manifestar mi veneración a tu persona, no ya la cabeza, ni los brazos, sino mi corazón y mi alma para que santificándola con tus divinas plantas se haga trono digno de tu soberanía?
Dígnate, Señora, de admitir este obsequio; no lo desprecies por indigno a tu soberanía, pues el mérito que le falta por mi miseria y pobreza lo recompenso con la buena voluntad y deseo.
Entra a registrar mi corazón y verás que no lo mueven otras alas sino las del deseo de ser tuyo y el temor de ofender a tu Hijo divinísimo. Forma trono de mi corazón, y ya no se envilecerá dándole entrada a la culpa y haciéndose esclavo del demonio. Haz que no vivan en el sino Jesús y María. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Quinto Día
RosaOh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué otro vestido le correspondía a quien es un cielo por su hermosura, sino uno todo lleno de estrellas?
Con qué podía adornarse una belleza toda celestial, sino con los brillos de unas virtudes tan lucidas y tan resplandecientes como las tuyas?
Bendita mil veces la mano de aquel Dios que supo unir en tí hermosura tan peregrina con pureza tan realzada, y gala tan brillante y rica con humildad tan apacible. Yo quedo, Señora, absorto de hermosura tan amable, y quisiera que mis ojos se fijaran siempre en tí para que mi corazón no se dejara arrastrar en otro afecto que no sea el amor tuyo.
No podré lograr este deseo si esos resplandecientes astros con que estás adornada no infunden una ardiente y fervorosa caridad, para que ame de todo corazón y con todas mis fuerzas a mi Dios, y después de mi Dios a Tí, como objeto digno de que lo amemos todos. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Sexto Día
Rosa Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Que bien dice a tu soberanía ese tapete que la luna forma a tus sagradas plantas!
Hollaste con invicta planta las vanidades del mundo, y quedando superior a todo lo creado jamás padeciste el menguante de la mas ligera imperfección: antes de tu primer instante estuviste llena de gracia.
Miserable de mí, Señora, que no sabiéndome mantener en los propósitos que hago, no tengo estabilidad en la virtud y solo soy constante en mis viciosas costumbres.
Duélete de mí, Madre amorosa y tierna; ya que soy como la luna en mi inconstancia, sea como la luna que está a tus pies, esto es, firme siempre en tu devoción y amor, para no padecer los menguantes de la culpa. Haz que esté yo siempre a tus plantas por el amor y la devoción, y ya no temeré los menguantes del pecado sino que procuraré darme de lleno a mis obligaciones, detestando de corazón todo lo que es ofensa de mi Dios. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Séptimo Día
RosaOh Santísima Virgen María de Guadalupe! Nada, nada veo en este hermosísimo retrato que no me lleve a conocer las altas perfecciones de que dotó el Señor a tu alma inocentísima.
Ese lienzo grosero y despreciable; ese pobre pero feliz ayate en que se ve estampada tu singular belleza, dan claro a conocer la profundísima humildad que le sirvió de cabeza y fundamento a tu asombrosa santidad.
No te desdeñaste de tomar la pobre tilma de Juan Diego, para que en ella estampase tu rostro, que es encanto de los ángeles, maravilla de los hombres y admiración de todo el universo. Pues, cómo no he de esperar yo de tu benignidad , que la miseria y pobreza de mi alma no sean embarazo para que estampes en ella tu imagen graciosísima?
Yo te ofrezco las telas de mi corazón. Tómalo, Señora, en tus manos y no lo dejéis jamás, pues mi deseo es que no se emplee en otra cosa que en amarte y amar a Dios. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Octavo Día
RosaOh Santísima Virgen de Guadalupe! Qué misteriosa y que acertada estuvo la mano del Artífice Supremo, bordando tu vestido con esa orla de oro finísimo que le sirve de guarnición.
Aludió sin duda a aquél finísimo oro de la caridad y amor de Dios con que fueron enriquecidas tus acciones. Y quién duda, Señora, que esa tu encendida caridad y amor de Dios estuvo siempre acompañada del amor al prójimo y que no, por verte triunfante en la patria celestial, te has olvidado de nosotros?
Abre el seno de tus piedades a quien es tan miserable; dale la mano a quien caído te invoca para levantarse; traete la gloria de haber encontrado en mí una miseria proporcionada, mas que todas, a tu compasión y misericordia. Amén.

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Madre
Noveno Día
Rosa, Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que cosa habrá imposible para tí, cuando multiplicando los prodigios, ni la tosquedad ni la grosería del ayate le sirven de embarazo para formar tan primoroso tu retrato, ni la voracidad del tiempo en mas de cuatro siglos ha sido capaz de destrozarle ni borrarle?
Que motivo tan fuerte es este para alentar mi confianza y suplicarte que abriendo el seno de tus piedades, acordándote del amplio poder que te dió la Divina Omnipotencia del Señor, para favorecer a los mortales, te dignes estampar en mi alma la imagen del Altísimo que han borrado mis culpas!
No embarco a tu piedad la grosería de mis perversas costumbres, dígnate solo mirarme, y ya con esto alentaré mis esperanzas; porque yo no puedo creer que si me miras no se conmuevan tus entrañas sobre el miserable de mí. Mi unica esperanza, después de Jesús, eres tú, Sagrada Virgen María. Amén.

Hágase la petición...

Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Oración de Juan Pablo II a Nuestra Señora de Guadalupe


Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.
Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.
Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con compasión, enseñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a El, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma.
Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.

Amén.

Su Santidad Juan Pablo II
México, enero de 1979. Visitando su Basilica en su primer viaje al extranjero como Papa.